jueves, 10 de noviembre de 2016

A veces

A veces me pregunto por qué hay manos que me agarran, que me impiden avanzar, que entorpecen mi camino, que aprietan hasta el último segundo de aliento, que no me dejan ser libre.
A veces grito ¡déjame respirar! Con la esperanza de que alguien me escuche y me tienda la mano que necesito, la que me libere de una vez por todas.