Viven debajo de las camas, pasan desapercibidos escondiéndose durante el día y sólo por la noche serías capaz de oírlos respirar. Monstruos: a eso me refiero; a ti, que vives debajo de mi cama, que te alimentas de mi llanto por las noches y por el día ríes a carcajadas a costa de mí.
Lo sé, me he dado cuenta: es fácil ser el monstruo bajo mi cama. Soy presa fácil, el jugador más débil. pero recuerda una cosa: aunque a veces se me olvide no soy yo quien vive arrinconado debajo de cualquier cama. Se acabó el juego.
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